Arxiu d'etiquetes: desapareguts

Ramón Robres Monferrer. Guerrillero en el Valle de Arán

Ramón Robres Monferrer fue uno de los vecinos de Vistabella que no se conformaron con la derrota de la II República, y decidieron seguir luchando contra el régimen de terror impuesto por Franco y sus generales. Nació el 28 de febrero de 1906, hijo de José Aurelio Robres Centelles y Eliodora Monferrer Clérig, molineros del molí Més Alt.

Registre de naixement de Ramón Valero Robres Monferrer. Registre Civil de Vistabella del Maestrat

 Eran diez hermanos; uno de ellos, José, nacido el 7 de septiembre de 1903, fue deportado al campo de exterminio de Mauthausen en 1941,  ya publicamos su historia en otro artículo de este mismo blog: “De Vistabella a Mathausen“.  Patrocinio, otra hermana nacida el 18 de marzo de 1901, aunque de ideología derechista, fue encausada en 1940 por “injurias a la autoridad” (Sumario 130-C-41); se salvó de ingresar en prisión por los avales de los hermanos Odón y Ramón Salvador Monferrer.

Ramón figura, en su ficha de ingreso en el Ejército,  como “analfabeto, ojos azules, talla 1,63, residente en Vistabella calle Cárcel”. Encontramos otra referencia  en una relación de vecinos y vecinas de Vistabella encarcelados en la prisión de Burriana al finalizar la guerra por supuestas responsabilidades políticas, en ella se le menciona como “ausente en zona no liberada”. Aparece también en otro documento del Juzgado de Vistabella del 23 de enero de 1941 donde figura como “desaparecido”.

Sabemos que Ramón fue miliciano y seguramente militó en la CNT, se le acusó de participar en el asesinato del cura de Vistabella Manuel Tenesa, aunque esta acusación quedó desmentida por el testimonio que hizo de los hechos el enterrador Ramón Alcón.

Su nombre también aparece en una relación de guerrilleros en la que se indica: […] Vivía en Vistabella (Castellón). 23 sector, campamento de la Sénia. […] (Sánchez Cervelló, J. 2006, p.487). Su permanencia en la A.G.L. debió ser muy corta ya que en 2016 Raúl González Devis, investigando en los archivos del PCE, encontró su nombre en una relación de guerrilleros heridos e ingresados en el Hospital Varsovia de Toulouse procedentes de la Operación Reconquista en 1944. Este documento figura como anexo del libro de Dolores Vilar-Basanta “L’Hôpital Varsovie 1944-1950”, publicado en 1997 por la Universidad de Toulouse.

OPERACIÓN RECONQUISTA DE ESPAÑA

La operación Reconquista se planificó en el verano de 1944 después de que los nazis abandonaran el Midí francés tras sus primeras derrotas. Estaba promovida por la Unión Nacional de España (UNE), formada por elementos del ejército republicano que lucharon contra los nazis en suelo francés, y fue dirigida por Jesús Monzón Reparaz miembro de la dirección del PCE. La finalidad era establecer una cabeza de puente dentro de territorio español y formar un gobierno provisional que, con la ayuda de los aliados y de un levantamiento popular en el país, acabara con el régimen de Franco.

Los primeros movimientos se iniciaron a finales de agosto con el paso por la frontera de grupos de reconocimiento. Durante los meses de septiembre y octubre cruzaron varias columnas de guerrilleros para atacar objetivos y confundir al enemigo sobre el lugar por donde se iba a realizar la invasión. El 3 de octubre entró una brigada por Roncesvalles, el 5 por el valle del Roncal; a mediados de ese mes se produjeron infiltraciones por el País Vasco de las brigadas 10, 27 y 35 de la 102 División, y finalmente el día 19 la 102 División realizó ataques por toda la frontera mientras la 204 División penetraba en el valle de Arán con 112 brigadas de entre 300 y 400 hombres dirigidos por Vicente López Tovar.

Canejan, a la Val d’Aran (Lleida). Foto d’Antonio Giner, octubre 2017

La Brigada 551 de la que formaba parte Ramon Robres Monferrer pasó la frontera por el puerto de Era Roqueta dividiéndose después en tres columnas; una ocupó los pueblos de Canejan y Bausen, otra Les y Porcingles y la tercera, cruzando por los pasos de Estiuera y Cuma llegó hasta Bosost. Frente a ellos se encontraron a varias decenas de miles de efectivos (entre 30.000 y 60.000 según qué fuentes consultemos), de las fuerzas gubernamentales que Franco había ido movilizando al conocer la inminencia de la invasión; estaban formados principalmente por militares de reemplazo y en menor número por guardias civiles y policía nacional, dirigidos por militares de alta graduación como García Valiño, Jefe del Estado Mayor, o los generales Yagüe y Moscardó.

A pesar del amplio despliegue guerrillero que logró concentrar cerca de la frontera posiblemente a más de 7.000 hombres y ocupar 20 poblaciones, la operación resultó un fracaso debido a una mala organización, a las falsas expectativas de levantamiento popular en el interior creadas por la propaganda del PCE, y a la falta de colaboración y apoyo de Francia y de los países aliados que decidieron, una vez más, no implicarse.

Los guerrilleros mantuvieron el control del valle de Arán durante 11 días, con la excepción de Viella, hasta que el día 30 de octubre el ejército español, persiguiendo la retirada de las últimas columnas llegó a la frontera en Pont de Rei. Una vez en el país vecino De Gaulle ordenó desarmar a los guerrilleros españoles para asegurar la tranquilidad en las relaciones con Franco, a quien el gobierno francés había reconocido como gobernante legítimo el 16 de octubre de ese mismo año.

Aunque hay numerosos estudios publicados sobre la Operación Reconquista es difícil establecer el número exacto de víctimas debido a la disparidad en las cifras estimadas. Según los datos de la Guardia Civil en las fuerzas guerrilleras hubo 129 muertos y 218 prisioneros, y en las fuerzas gubernamentales 32 muertos sin mencionar el número de heridos. Otras fuentes más fidedignas de algunos historiadores apuntan la cifra de guerrilleros muertos en más de 200 y más de 100 en el ejército español, unos 400 guerrilleros conducidos a las prisiones de Zaragoza, San Sebastián y Ondarreta, y otros 200 guerrilleros extraviados que, o bien perdieron la vida en los enfrentamientos o fueron ejecutados después de ser detenidos. Otros decidieron internarse en España y dinamizar las guerrillas ya existentes o crear otras nuevas en el interior del país.

La mayor parte de los guerrilleros heridos fueron evacuados al Hospital Varsovia de Toulouse, entre ellos se encontraba Ramón Robres Monferrer que ingresó el 25 de octubre.

Continuará…

Epifanio, fuster desaparegut el 1947

Publiquem l’article que, des del Grup per a la Recerca de la Memòria Històrica, han elaborat per començar a reconstruir la història d’Epifanio Pitarch Gascó, fuster del carrer Sense Cap, que va desaparèixer en la repressió franquista de l’any 1947.

fotogrup_epifanio

c.1923 [Davant la paret de La Cotxera.] Epifanio Pitarch Gascó i la seua dona Francisca Tena a l’esquerra de la imatge. Fons Arxiu de Vistabella del Maestrat

EPIFANIO, LA MEMÒRIA RECUPERADA A LA RECERCA DE LA VERITAT

Juan Luis Porcar. Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castelló

La postguerra va ser una llarga nit d’hivern per a Vistabella i per a moltes poblacions de l’interior de les nostres comarques. Una llarga nit que va portar penúries econòmiques i alimentàries, por i silenci, sospita i delació, un ferri control sobre la població rural a afegir sobre la ja dura vida quotidiana, sobre el dia a dia de gents humils, de masovers que ara com mai sentien inseguretat sobre la seua pròpia vida i la de les seues famílies.

Eren conscients que les persones no addictes o desafectes al règim franquista podien ser castigades i inclús eliminades. La presència de la guerrilla antifranquista per aquestes terres va ser el pretext utilitzat per l’Estat per reprimir a la població i estendre per tot el territori una sèrie de mesures -la política de “terra cremada” del general de la Guàrdia Civil Manuel Pizarro-, amb la imposició del toc de queda, el desallotjament de les masies, les pràctiques abusives i la pressió sobre una temorosa població civil que podia desembocar en crims indiscriminats mitjançant l’aplicació de la “ley de fugas”; serien les empremtes que les urpes del capità Lobo deixarien en tota la comarca.

Epifanio Pitarch Gascó era un dels dos fusters que habitaven a Vistabella l’any 1947. No hi ha res més dolorós que trobar la mort sense buscar-la, va succeir en la Guerra Civil i també en la postguerra, i això li va succeir a Epifanio. Va desaparéixer com desapareix la boira un matí d’hivern, en silenci, com no podia ser d’una altra manera en aquell lloc i en aquell temps, tal vegada per trobar-se en l’hora i el lloc equivocat. Ningú no es va atrevir a preguntar per ell ni es va parlar a la taverna, al carrer, a la plaça, tal vegada sí es va comentar a les nits en la intimitat d’alguna llar; com si no haguera passat res, la seua desaparició durant molts anys va ser acompanyada per la sensació de la seua inexistència. El temps es deté per a les víctimes, però el desaparegut planeja sobre la comunitat com un espectre que exigeix justícia, la societat no pot continuar com si res haguera ocorregut. Quan no es pot anomenar o parlar d’algú, quan és oblidat per aquells que el recorden o quan estos han mort, es pot dir d’alguna forma que no ha existit. L’oblit sella la mort de tot aquell que alguna vegada va existir, i això no ho desitgem de cap manera, sobreviurem mentres se’ns recorde.

Fa anys, a l’agost de 2007 un missatge escrit per Pili, una néta, en una web de memòria històrica, demandant informació sobre què va passar amb el seu iaio, va fer retornar el record d’Epifanio als nostres temps. La notícia va ser arreplegada i comentada per alguns membres del Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castelló que junt amb diferents persones vinculades al poble de Vistabella i sensibilitzades amb la seua memòria havien començat a realitzar excursions, entrevistes i a recollir informació sobre aquest passat tan recent i al mateix temps tan fosc; ja coneixien el cas de Pedro i del tio Manolo, dos masovers del mas de Montsó també desapareguts en aquell temps i el seu tràgic final, juntament amb el fill d’un d’ells treballaven activament amb l’objectiu de recuperar la seua memòria, localitzar els cossos i aclarir la veritat, en altres paraules, reparar a les víctimes i els seus familiars. Es va arreplegar informació oral sobre allò que va succeïr amb Epifanio, tasca gens fàcil, perquè el silenci i la falta de dades a causa del transcurs del temps va ser una constant en molts moments, es va parlar amb un descendent que poc ens va poder dir, alguns testimonis van indicar notícies contradictòries sobre la seua localització, Intentaven estirar de nou del fil de la història, que fa molts anys s’havia perdut en la boira de l’hivern del 47, en el silenci i en l’oblit.

Però l’abril de 2015 eixe fil va recuperar nou vigor, un correu d’Eva, una altra néta d’Epifanio, al blog de l’Arxiu de Vistabella va ser la raó. Les seues paraules ens van transmetre les seues incerteses i van evidenciar que la falta d’informació era comú en tots nosaltres, junt amb l’angoixa d’una família que durant anys en silenci sempre es va preguntar que va ser del seu pare, del seu avi… on trobar-lo. Les impulsores del blog sobre història i memòria de Vistabella i el col·lectiu de memòria van reprendre novament amb una reforçada il·lusió aquesta tasca d’investigació i de contacte amb la família, per a donar ara nous passos per recuperar la identitat d’una persona desapareguda, fins fa poc pràcticament inexistent i oblidada per a tothom. Els contactes per correu electrònic van obrir xicotets camins en l’embull de l’oblit, apareixen imatges del poble, dels seus carrers, de famílies que es coneixen i recorden. Des de Barcelona la família d’Epifanio va reconstruint i teixint la seua història més personal, íntima i fins fa poc secreta: coneixem documents… el llibre de família, la declaració de la desaparició; i també es va dissipant la boira i la por que cobria els seus records. Ens contaven que en el passat ja van haver-hi intents de recuperar aquells records, desitjos de conèixer la veritat, que van xocar contra aquell mur infranquejable de silenci quan es gosava preguntar per allò que per a alguns molestava. Ara la memòria retorna al nostre present, la seua força consisteix a obrir expedients que la història o el dret donaven per definitivament tancats.

Epifanio, segons li van transmetre a la seua filla, va desaparèixer en el camí de Llucena i ja res més se’n va saber d’ell. Pronunciar ara el seu nom i els seus cognoms és fer present i nítida aquesta figura fins ara difuminada, és deixar constància de l’existència i de la identitat d’aquells que van viure la tragèdia en el seu paper de víctimes. A poc a poc coneixem més sobre la seua vida i la seua persona, sobre l’humil fuster que va treballar en els bancs de l’església del poble i a l’ermitori de Sant Joan de Penyagolosa. Qui sense deixar rastre als 48 anys va desaparèixer de la vida de la seua comunitat, torna ara a ella en forma de memòria, de record. Sabem també qui era la seua dona, valenta i amb coratge, entre la por i el dolor va denunciar la desaparició del seu marit quan no era gens fàcil fer-ho, es va obrir pas en la vida tirant endavant a la seua família. La història d’Epifanio sacseja la nostra consciència i ens fa assumir la responsabilitat de que seguisquen existint aquells que ja morts creiem que han de sobreviure. Sabem també que la seua néta Eva estira amb força d’aquest fil de la memòria i de la història, una foto fosca ens mostra la imatge d’un país en gris i negre, els rostres d’Epifanio i Francisca ens parlen de silenci, del treball, de la duresa de la vida.

Epifanio té dret a ser recordat com a molts altres als quals se’ls va negar aquesta possibilitat. No hi ha immortalitat però hi ha memòria, i el nostre compromís moral ha de ser recordar a aquells als quals se’ls va fer morir, desaparèixer, caure en l’anonimat com si no hagueren existit. La memòria qüestiona el nostre present, construït sobre l’oblit, la memòria d’Epifanio és la memòria moral d’aquells innocents que van morir sense raó. És la seua innocència la que qüestiona qualsevol sistema polític, encara que siga el de la democràcia, si aquesta accepta com a preu del seu èxit l’oblit de la injustícia comesa.